Tierra Lejana

Tierra lejana, tierra que floreces y mueres en mi alma
a la que abandoné hace 6 años y la que aún sigo abandonando
mientras este corazón te entierra bajo mi olvido
con todos esos otros muertos que se quedaron en tu suelo prolífico.

Llueve y llueve tras las ventanas del tren
como si esa lluvia viniera del cielo, para limpiarme la soledad que deja el destierro.

El amor tan intenso que te tuve patria mia,
se vuelca a un amor humano por mi cultura y la cultura de todos aquellos hermanos
que tan diferentes parecieron cuando aun en casa y que hoy son tan cercanos de raza;
Y en un amor por un paisaje mágico y maravilloso
(al que aprecio tanto por que ya no es mió,
pero por el que siento un orgullo casi viciado
de saber que aunque no es mío yo desciendo de él,
como desciendo de los indios y de los montes y los prados).

De tanto cantarle al aire solitario de mi casa me he vuelto un pájaro soprano
le canto con las entrañas las sonatas que mi memoria saca del subconsciente
le bailo con las caderas como si siempre las hubiera meneado,
burlando mi pasado en el que nunca bailé los ritmos hispanos
y sacando de la sangre, el calor de cualquier latinoamericano.

Recuerdo la fe que le tiene mi gente a un Dios en el que yo no creo,
y no se como contarles que esa fe inculcada solo nos ha traído desgracias.
América Latina necesita un camino nuevo,
las heridas son profundas y trascienden en el tiempo,
a esas no las curan ni los llantos, ni los silencios,
ni un Dios "bueno", que niega el pan a los indios y a los negros desde el cielo.

Angeles, Julio 2007